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Wolflamb: la firma española de moda sostenible que te robará el corazón

EspíaSus prendas, fabricadas en talleres textiles valencianos, aúnan diseño y respeto por el medioambiente, además de exclusividad: nunca superan las 100 unidades

Por Sara Hernando

La historia Wolflamb es también la de su diseñadora y creadora María Cordero. Fundada en 2012, después de un corto periplo con una marca de ropa de baño, esta firma de moda sostenible refleja las inquietudes y anhelos de la joven gallega, la cual creció rodeada de tejidos y patrones en el taller de costura que su madre tenía en A Coruña. Aunque nunca estudió diseño de moda, –la vida le acabó llevando a Madrid para estudiar fotografía en la escuela Efti–, Cordero siempre tuvo una relación muy íntima y especial con esta disciplina, a la que en la actualidad consagra gran parte de su vida.

Sus colecciones, en las que tiene mucho peso la línea de ropa de fiesta e invitada, parten de diseños sencillos y elegantes, además de ofrecer una exclusividad rara de encontrar en la actualidad. Y es que, de cada prenda tan solo se fabrican 100 unidades (en muchas ocasiones no llegan al medio centenar). Exclusividad y respeto por el medioambiente, ya que la creadora defiende la necesidad de comprar poco y comprar bien. Preocupada por uno de los mayores problemas de la industria de la moda, María Cordero aboga por una producción local y de proximidad (todas sus prendas se realizan en talleres locales de Valencia, donde la firma tiene su sede), defendiendo la viabilidad de una mermada industria textil en España. De su inquietud por defender al sector y sus ganas de ayudar también surgió, junto a la asociación Modistas Solidarias, una iniciativa para crear prendas de protección para los sanitarios durante la pandemia de la COVID-19.

Con diseños realizados con sedas y tejidos orgánicos (no utilizan materiales sintéticos no reciclables ya que “su huella en el medioambiente es imposible de borrar”), y un magnífico manejo de las redes sociales (sus creaciones aparecen en las cuentas de influencers como María Fernández Rubíes), Wolflamb ha conseguido llegar a un gran número de consumidores que, por ahora, compran a través del comercio online y en una pequeña tienda abierta en Valencia justo antes del confinamiento. Conversamos con María Cordero sobre el presente y el futuro de su marca, y sobre la necesidad de cambio de la industria textil.

Tu madre tenía un taller de confección a medida en A Coruña, ¿es ahí donde empezó tu amor por la moda?

Sí, allí empezó todo. Eran inicios de los años noventa, yo tendría unos 6 años y cuando salía del colegio iba directamente al taller, prefería pasar las tardes allí mirando las revistas de moda con todos los desfiles y tendencias del momento o viendo a mi madre patronar y coser. Es una artista y mi gran inspiración, me encantaba ayudarla, y así es como aprendí muchas de las cosas que hoy en día aplico en mi trabajo.

Nos podrías contar un poco tu historia, ¿estudiaste diseño de moda?

A pesar de que siempre quise estudiar diseño, cuando llegó el momento me decanté por estudiar fotografía en la Escuela Efti en Madrid. Fue una experiencia maravillosa, la creatividad y sensibilidad que desarrolle por la imagen hace que a día de hoy tenga muy clara la imagen que quiero que tenga la marca. Aunque finalmente no me dediqué a ello de forma profesional, y al año de acabar mis estudios terminé creando mi primera firma de moda.

¿Cómo y cuándo surge la idea de crear Wolflamb?

Con 22 años ya tenía una marca de moda baño junto con mi madre, y aunque me encantaba lo que hacíamos yo deseaba seguir evolucionando y creciendo por ello en 2012 comencé con Wolflamb. Durante unos años no pude dedicarle el tiempo necesario a la marca porque trabajaba en otros proyectos, con lo cual no terminaba de coger forma. Pero en 2018 tomé la decisión de renunciar a otros proyectos y dedicarle todo mi tiempo. Era arriesgado ya que no tengo socios ni inversores y renunciaba a cualquier otro ingreso pero o le ponía todo mi esfuerzo o era imposible sacar Wolflamb adelante.

¿Por qué decidiste que ibas a trabajar con ediciones limitadas de cada diseño?

Dos razones me llevaron a ello. Por un lado, por lo que implica para el medioambiente el sobrestock. Y por otra parte por exclusividad. Creo que el lujo no tiene que ver con el precio final de una prenda. Quiero que mis clientes sientan de verdad que llevan una pieza exclusiva, fabricamos un máximo de 100 unidades pero a veces menos dependiendo del diseño, con lo cual tal vez solo existen 30 unidades de esa prenda.

Si un diseño tiene mucho éxito, ¿te has planteado superar esa cifra?

No, de momento como máximo hacemos 100 unidades, podemos versionar o sacar el mismo diseño en otro color tal vez… Una de las cosas buenas que tiene tener tu propia marca es poder ser fiel a tus valores o ideas.

¿Por qué decidiste trabajar con talleres dentro de España?

Muchas marcas españolas se llevaron sus producciones a países asiáticos para abaratar costes, dejando sin trabajo a muchas personas aquí y explotando a otras allí. Mis palabras pueden resultar duras, pero la gente no es consciente del precio tan caro que se paga por un vestido de 19 € que se produce a 3 €. Es importante generar empleo aquí, por ello, aunque mi marca es pequeña, intento aportar mi granito de arena produciendo en España el 100% de la colección. Ojalá muchas marcas lo hicieran y estimulásemos así el sector ya que muchas profesiones del textil están casi en extinción y muchos talleres están cerrando al no haber demanda.

¿Cómo seleccionas los talleres con los que trabajas?

Hay varios factores que tenemos en cuenta. El primero el tipo de prendas y tejidos que saben confeccionar, ya que no todo el mundo sabe trabajar las sedas por ejemplo. El segundo la cercanía, están todos ubicados en Valencia que es donde la marca y nuestro taller están ubicados. Me gusta pasar tiempo en el taller desarrollando las muestras y hasta que no están perfectas no me voy de allí. Es uno de los lugares donde más me inspiro.

¿Qué peso tiene la artesanía en tu marca?

Me gustan las cosas hechas con mimo así que el peso que tiene es importante, sobre todo en las piezas de fiesta que son las más delicadas y se realizan con procesos totalmente artesanales.

¿Qué importancia tiene la sostenibilidad en Wolflamb? ¿Te consideras una firma sostenible?

A día de hoy es imposible ser 100% sostenible, lo que sí intentamos es generar el menor impacto medioambiental y pagar el precio correcto o justo por los materiales y fabricación de nuestras prendas. Ya que es tan importante ser sostenible con el medio ambiente como serlo también de forma socioeconómica. Trabajamos de forma constante para intentar mejorar cada día.

¿Cuáles son esos pasos que estáis dando hacia la sostenibilidad?

Utilizamos materiales de origen natural vegetal o animal, algunos de ellos orgánicos. Pero no utilizamos materiales sintéticos como el poliéster o el nailon, ya que la huella que dejan es imposible de borrar. Ahora estoy a la caza de sedas orgánicas, pero casi no hay proveedores que la fabriquen y el precio es bastante más alto, lo cual elevaría mucho el precio de la prenda. Es difícil encontrar el equilibrio. Tampoco utilizamos elementos plásticos en nuestro packaging, que está hecho de cartón reciclado, papel de seda y flores secas. Por último, al fabricar en cercanía evitamos transportar nuestras prendas lo cual también ayuda a contaminar menos.

¿Qué tipo de materiales utilizas?

Soy amante de la seda en todas sus versiones, raso, chiffon, bambula o georgette. Y también lino, viscosa, algodón o rayón.

¿Cómo definirías la estética de tu firma?

Elegante con un toque divertido. Simple.

¿Dónde encuentras la inspiración?

Pues depende pero es bastante aleatorio, en un lugar, un estampado, en una fotografía. En fin, cuando viene no hay que dejarla ir.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Suelo trabajar a la inversa de lo habitual, primero selecciono los materiales, estampados y colores que quiero utilizar en la colección y luego hago los diseños. Donde realmente todo cobra vida es en el desarrollo de muestra que hacemos en taller, cambio el escote o el largo de la prenda, añado detalles… Es la parte que más me gusta de todo el proceso.

¿Qué equipo de personas conforman Wolflamb?

Somos un equipo pequeño, mi madre Silvia trabaja conmigo gestionando las producciones y haciendo las muestras junto con Paquita y Jose. Sara nuestra customer manager que acompaña a nuestras clientes en el proceso de compra, devolución y resuelve todas sus dudas. Natalia nuestra community manager le da vida a nuestras redes sociales. Carlos es el gerente de marketing. Me gusta el trato cercano y conectar con todos ellos, ya que sin mi equipo nada de esto sería posible.

¿Te esperabas el éxito que ha tenido?

No se si llamarle éxito, pero algo que sé es que si te esfuerzas y le pones mucho amor y pasión a lo que haces algún tipo resultado terminas teniendo. Así que estoy feliz y más aún en estos tiempos de poder sacar adelante un proyecto tan personal.

¿Qué papel han jugado las redes sociales en el desarrollo de tu firma?

Hoy en día las redes sociales e influencers o celebrities han conseguido que proyectos pequeños puedan darse a conocer al mundo, en el caso de Wolflamb es algo totalmente orgánico, ya que no hacemos campañas con ellas. Por lo cual estoy muy agradecida a ellas por todo el apoyo.

¿Cuáles son tus canales de venta? Solo online o también en tienda multimarca?

Solo online, y tenemos una pequeña tienda en Valencia que justo abrimos una semana antes del estado de alarma. Imagínate…

¿Trabajas con dos colecciones al año, o con un goteo continuo de diseños? ¿Por qué?

Trabajo con dos colecciones principales al año y dos pequeñas cápsulas, una de verano y otra de Navidad. Para nosotros lanzar prendas nuevas cada semana implica darle muy poco valor a las prendas y trabajo que hay detrás. Al final la clienta ve lo de hace dos semanas como algo viejo y no le interesa. No es nuestro modelo de negocio, nos gusta darle valor a lo que hacemos.

Nos podrías adelantar cuáles son los siguientes pasos de tu marca

Por el momento ver cómo avanzamos este año y el siguiente. Todavía hay mucha incertidumbre con el tema de la COVID-19 y no sabemos cómo puede volver a afectar al sector de la moda.

¿Dónde te imaginas Wolflamb en 10 años?

En 10 años espero seguir tan conectada con mis clientes como en la actualidad. Estos últimos meses me han dado la oportunidad de hablar más con ellas, saber qué quieren, cómo se sienten y qué les gusta. Si algo importante he aprendido es vivir en el presente e intentar no proyectar demasiado. Por supuesto que me encantaría que la marca vaya creciendo año tras año y abrir tiendas alrededor del mundo pero ahora mismo solo estoy centrada en la estabilidad de la marca y poder seguir disfrutando de lo que hago.

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Por Mayte Salido

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