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Return to confinement

Tafalla

Many young people from Tafalla ran their first confinement on Saturday, October 23 after two years of lethargy.Diario de Navarra accompanied Pablo Lacunza González, 22, and Asu Cuadilla.Thus they lived a day full of ‘momentia’

Actualizado el24/10/2021 a las 12:37El regreso al encierro no comienza en Tafalla a las nueve de la mañana, sino a las seis. Mejor dicho, a las cinco y media. A esta hora es cuando empiezan a sentirse el quejío de los tablones y de los cuerpos. “Nos hemos adelantado treinta minutos porque no podíamos más en la cama de la ansiedad y de los nervios que tenemos”, reconocen Julio Sota y Luis Liborio, dos de los seis miembros de “la cuadrilla del madero”, sobrenombre del equipo que se les acaba de ocurrir. Ríen al admitirlo. A pesar de la hora, del cansancio, de la tensión, de sus rostros solo se desprenden sonrisas de satisfacción. “Se siente mucha responsabilidad después de dos años, pero hay tantas ganas...”. Sus manos empiezan a propinar martillazos a la noche. También se escucha una campanada y el sonido del agua rebosante de las bases de los postes. Los últimos chupitos se mezclan con el crepitar del ambiente: las furgonetas de reparto, la recogida de los contenedores de vidrio, las máquinas aspiradoras de operarios del servicio de limpieza... Los curiosos más madrugadores, vecinos del pueblo, toman posiciones bajo la farola que delimita la primera curva hacia la Avenida Sangüesa. No quieren perderse ningún detalle del primer encierro después de dos años de letargo. A la “cuadrilla del madero” se suman Oscar Ventanilla y Víctor Liborio, hermano de Luis. Este lleva bajo el brazo nueve cohetes envueltos en papel de estraza, dos que lanzará en el encierrillo y otros dos en el encierro. “Hoy va a ser un día grande, me siento emocionado”, asegura con la firmeza de la experiencia y la ilusión de un niño. Los seis montadores se distribuyen a lo largo de los 700 metros de recorrido hasta la Plaza de Toros, entre los 500 postes, 1.500 tablones y las 41 puertas de acceso. “¡Suerte y al toro!”, les dedican quienes se resisten al amanecer.Son cerca de las siete y Mikel Olcoz Echeverría, de 25 años, no aguanta más en la cama. No desayuna. Solo necesita hablar con su madre. Se levanta y charlan de sus comienzos en los festejos taurinos cuando tenía 15 años. Antes de salir de casa, se acerca a una figurita de San Fermín que guarda como un tesoro y le dedica una mirada, luego echa mano a un pañuelo de fiestas bordado con las iniciales de sus cuatro abuelos: Anuncia, Mª Jesús, Fulgencio y Antonio, lo guarda en el bolsillo y se dirige al encierrillo, que comienza a las ocho. Allí se verá con el resto.A la misma hora que se despierta Mikel, lo hace Pablo Lacunza González, de 22 años. En su caso, sí que se sienta a desayunar: café con leche y cruasanes. Mª Pilar lo prepara con todo detalle antes de ir a trabajar a la carnicería. Mientras desayuna, Pablo cuenta que su afición por el mundo taurino se lo transmitió su abuelo, Lorenzo, apodado Chamaco, uno de los fundadores del Club Taurino Tafallés. Hoy Chamaco tiene 82 años y esta mañana de sábado se dedicará a alimentar a los animales en la granja. Nieto y abuelo quedarán por la tarde en los toros.Al igual que Mikel, la afición de Pablo a los encierros se inició a los 15 años. “Pero echamos de menos un paso intermedio, porque pasamos de los toricos de cartón y ruedas a vacas bravas y toros”, sonríe. Al terminar de desayunar se viste de blanco. La ropa la preparó la noche anterior sobre una silla perfectamente doblada. Rojo sobre un blanco que contrasta con el azul deun cuarto empapelado por los recuerdos taurinos.Mª Pilar se queda sola en el salón y aprovecha para expresar cómo se siente en un momento así. “Siento orgullo, pero también mucho miedo. Tiemblo y sonrío, pero ya no le digo nada para no presionarlo. Al principio, cuando salía de casa le sermoneaba, pero eso le presionaba. Así que prefiero llevarlo por dentro, despedirme en silencio. Solo le pido que me escriba al terminar”. La cabecera de la cama la preside la fotografía de un morlaco, ‘Cobradiezmos’, un ejemplar de la ganadería Victorino que indultaron en abril de 2016. También hay imágenes de toreros y otra de Pablo con cinco años de edad en la plaza de toros de Jerez entregando un pañuelo de San Fermín a Hermoso de Mendoza.
El mercurio marca cinco grados a las siete y media. Pablo se despide de su madre, entre silencios y un abrazo. Sale de casa y se encuentra con parte de la cuadrilla. Todos son jóvenes y aficionados al mundo taurino. No disimulan sus “nervios, miedo y frío”, describen. Suben al vallado, dispuestos a comprobar en el encierrillo a qué tipo de animales se enfrentarán en breve. Sonrisas flojas, bocanadas de humo, miradas perdidas. “¡Qué de gente hay! ¡Qué pasada!”. Un grupo de niños camina con sus padres en dirección a la plaza. Desde uno de los balcones, el recortador Javier Sota Guinea “acompaña” a su hijo de seis años en su primer encierro. Nunca antes en su vida había fallado. Pero mañana (por hoy) no fallará y correrá, aclara rápidamente. “Hay un ambiente extraordinario. Todo esto simboliza el resurgir de Navarra, en todos los ámbitos, no solo el taurino... ¡Mira a tu alrededor, qué ambientazo!”. La cuadrilla de Pablo asiente. Los cuerpos se entumecen en la espera y se agarrotan aún más al comprobar que un toro se ha descolgado de camino al corral. “Qué ganas, pero qué acojono”. David Vergara Fernández, Iker Carrasco González, Ioritz Esteban Zúñiga, Aritz López, Rubén Carrasco, Rubén Puértolas Sanz, Diego Perelló, Mikel Murguiondo Berástegui, Mikel Olcoz e Iñaki Baigorri vuelvensobre sus pasos hacia el Bar Rafael. Necesitan templarse. Un café caliente antes de los estiramientos les rearmará. Pero se resiste. En la puerta coinciden con otros corredores como ellos. Entre la multitud está Andrés Baztán, presidente del Club Taurino. También aparece Sergio Colás, recién aterrizado del desierto de Marruecos tras realizar la Titan Desert, y otros recién llegados de Francia, Andalucía, Zamora, Cataluña... Y Carmelo Butini directamente de la Estafeta. “¿Qué se siente? ¡Alegría total! ¡Lo que estamos viendo aquí es pura alegría! ¡Esto es un nuevo comienzo!”. Se escucha a las nueve de la mañana el cohete de aviso lanzado al cielo por Víctor Liborio. Mikel Olcoz extrae el pañuelo bordado de fiestas del bolsillo, lo besa dos veces y piensa en sus cuatro abuelos. Pide “fuerza y suerte” y se arranca a correr. En el mismo centro de la masa, en dirección a la plaza de toros, se distingue el rostro sereno de Pablo Lacunza, y por detrás la manada.9.30 horas. Mensaje a Mª Pilar. “Mamá, todo ha ido bien”, escribe. “Ahora comienza la fiesta hasta la noche. Me siento muy bien. Todos estos momenticos que ves ahora mismo alrededor,me ayudan a volver a la vida”. ETIQUETAS Comentarios

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Regreso al encierro

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