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Manu, el surfista vasco que arrasa en redes con sus camisas hawaianas y tatuajes

SARAI VÁZQUEZ

A Manu Lamela, el amanecer le sorprende en la playa de Sopela con su tabla bajo el brazo a punto de adentrarse en el mar. «En Bizkaia tenemos la suerte de tener olas 300 días al año», celebra. Este deporte le cautivó cuando tenía 10 años: «Mi tío me llevaba a andar por los acantilados de Uribe Kosta y desde ahí veía a los surfistas metidos en el agua. Además, siempre he vivido pegado al mar y todos mis amigos surfeaban, así que llegó a mí vida de forma natural», cuenta. Hoy, a sus 42 años, este aventurero de Leioa que se dedica a las telecomunicaciones, no ha dejado de subirse a su tabla a diario. «Mi trabajo me lo permite», indica.

El surf se ha convertido en su estilo de vida. «Lo que más me gusta es la parte más salvaje: viajar en busca de olas y estar en contacto con la naturaleza», confiesa. Algo que se refleja en su forma de vestir: relajada, desenfadada y de estética surfera. De hecho, sus referencias estilísticas son personas de países a los que se ha trasladado para surfear, como Bali o Australia (en especial, la ciudad de Byron Bay), ya que estos enclaves han marcado su «estilo propio», tan poco común en Bizkaia. En su estilo tan personal, la comodidad prima sin perder el 'rollazo'. Y, además, tiene varias reglas básicas: «Solo hay que ponerse pitillos con camisetas de manga larga», «nunca hay que llevar los pantalones cortos por debajo de la rodilla» y es primordial evitar «la apariencia de los futbolistas o el estilo que se vende en Zara».

Manu se viste al margen de las tendencias. «Me pongo lo que me apetece, eso sí, siempre trato que fluya», indica. En su armario, las camisetas 'oversize' con líneas minimalistas y las camisas hawaianas son una constante. Por otro lado, es un amante del look marinero (o 'navy' en su faceta anglosajona), una tendencia rompedora que se estableció en el año 1837 y que se ha convertido en un clásico primaveral. Conoce y maneja muy bien sus componentes básicos: una camiseta a rayas azul marino y una gorra. Es «muy fan» del negro y de los colores neutros, y solo se decanta por algún estampado «si es bonito». En invierno, es un amante de las pellizas y de los cárdigans largos de lana. «Los tengo que buscar en la sección de chica», reconoce.

Manu, el surfista vasco que arrasa en redes con sus camisas hawaianas y tatuajes

En el terreno de los accesorios, le fascinan las mencionadas gorras marineras, los sombreros y los grandes anillos. Sus favoritos, las piezas exclusivas que le elaboró artesano Juan Luis Zubizarreta. Y es que Manu valora los artículos «hechos a mano con gusto». «Si puedo, siempre intento invertir en proyectos locales para generar más creatividad», cuenta.

No busca la moda, sino que se cruza en su camino

Es una de esas personas que tratan de cambiar el curso de la industria de la moda consumiendo ropa de forma sensata. «No quiero tener millones de prendas que caduquen en el tiempo, sino unas pocas que me identifiquen», admite. De hecho, el no busca la moda, sino que se cruza en su camino. Y suele ser en 'Picos Pardos', la tienda de segunda mano de su amigo Diego Fernández, ubicada en el número 26 de la calle Alameda Urquijo de Bilbao. «Ahí encuentro cosas diferentes. No me gusta llevar ropa que tenga todo el mundo», reconoce. También adquiere piezas a golpe de click en marcas 'online' con espíritu surfero que descubre en Instagram.

Este 'rider' ha hecho de su pelo su seña de identidad. «Lo he llevado así toda la vida. Hace cuatro años me lo corté, pero desde entonces me lo he dejado crecer; y no creo que cambie», cuenta. En su opinión, acompañada de una estética «molona», la melena aporta un «toque diferente». Un cabello largo, rizado y con un aclarado natural provocado por el sol y la sal del mar al que no presta demasiada atención: «Soy un desastre. En invierno, con la capucha del neopreno se me hacen nudos que parecen rastas. A veces, pienso que va a haber que cortar, pero siempre lo arreglo con mucha mascarilla», cuenta entre risas. Suele llevar moños altos o se deja el cabello suelto bajo sus característicos sombreros.

Su piel, de brazos a piernas, está pintada por el accesorio de moda: el tatuaje. «Tendré más de 20», precisa. Para él, son una forma de expresión y de diversión. «Muchos de los tatuadores son mis amigos y valoro mucho el tiempo que paso con ellos desarrollando la idea», cuenta. Algunos tienen significado, como la pantera que se tatuó cuando su padre luchaba contra una enfermedad. Otros, simplemente, surgen de «ocurrencias locas», como Mickey Mouse cortando con un motosierra un corazón o él mismo surfeando en un arcoíris con una camisa de lunares. Entre su amplia variedad de 'tatoos', también hay hueco para su lado «más friki»: «Tengo una versión del tatuaje que se hizo Johnny Depp para la primera película de Piratas del Caribe».

Vio en Instagram la oportunidad de aunar sus pasiones: el surf, la fotografía y la escritura. «Me permite transmitir cómo me siento», indica. Entre sus fotos, subido a la tabla, que son la mayoría, se cuela «un poco de postureo». Unos 'posts' en los que muestra su estilo de vida, «un poco hippie» y su 'rollazo' a la hora de vestir. Pero en casa de Manu, él no es el único que triunfa en redes. Duque, su perro, un pomeranian marrón de año y medio, ya supera los 1.400 seguidores. «Es precioso y va hasta al spa», cuenta entre risas.

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